lunes, 25 de noviembre de 2013

La realidad de la utopía

Un lado de la orilla
un río que contamina la visual
del viajero sin destino,
que se detuvo de repente
para concentrarse en cómo volver a tropezar.
Una nube del destino,
lo condujo al camino,
sin final,
utópico, como decía Galeano,
para caminar, para caminar.
¿Será el sol el impulso? ¿Será la brisa el respiro?
La lluvia de repente, le moja la coronilla de su cabeza que no para de pensar.
¿Cuánto más habrá que caminar? Se pregunta, tímido. Luego de haber asumido, que el horizonte tarda en llegar.
Las réplicas del pasado, lo ayudan a no claudicar.
Pues, hay quienes se callaron, para que el tenga la posibilidad de salir a luchar, aún, en libertad.
El camino es verde,
el futuro impensable.
Titubear sólo una vez basta, para darle chance al enemigo
de comernos vivos.
De hasta hacernos creer que nos dimos por vencidos.
Entonces el sol vuelve a salir.
Y aparece la mano compañera,
que nos vuelve a teñir de rojo,
la mente.
Que nos vuelve a abrir el ventiluz,
permitiéndo entrar lo combativo de uno mismo.
Lo insurreccional del caminar decidido.
¿Será que moriremos sin ver a éste sistema hacerse añicos?
No nos importa, los de atrás vienen conmigo.
Y el objetivo, está en multiplicarse,
para hacer más veloz
la llegada del horizonte,
la encarnación de la utopía en verdad.
La aparición de la quimera,
y la destrucción de la tormenta, ineficaz.

Contame, de cómo me amas.

Galopan mis piernas en tu espalda.
Qué sólida tu soledad!
Qué penetrante tu ímpetu de libre indiscriminado!
Contame, qué se siente morir de placer
y no saber concretarlo.
Los versos son calamitosos de lujuria,
de aquel ardor sudoroso que se desprenden
de tus manos,
y mi cintura.
No te gusta estar leyéndome,
no te gusta estar imaginándote tu cuerpo
sobre el suyo,
desnudo de moldes premeditados.
No sabe tu ego autodestruirse
si no sabe evitar el sometimiento
de tu pecho, desesperado por el calor de algún cuerpo.
Contame, cómo hacés para difuminarte en lo ancho de la cama,
sin si quiera sentirme.
Sin si quiera, atreverte a romper las rejas,
las cárceles,
los guettos y padecimientos,
que te ennegrecen.
Lo excitante que es,
ver a través de tus ojos,
la jauría de movimientos
que sabrías dar
si te permitieras abrir las alas,
y volar.
Y no sugiero ser la más valiente,
ni mucho menos la más entreguista de placer,
pero quizá en el tiempo y espacio en el que nos encontramos,
la posibilidad de evitar que yo escribiera ésto
en vez de estar amándote despiadadamente,
existe.
Y dejaría de existir,
si la histeria que te caracteriza,
sublimara de repente,
en el afán de los líquidos que liberás.
Incandecente.

Y los de abajo aquí estamos.


La realidad sabe ser hielo,
del hambre espelusnante del pueblo.
De la ceguera incezante de los gobernantes.
Despacio la crisis, silenciosa, se instala.
Y los de abajo, a dónde estamos?
Los puños firmes en alza, se conducen
hacia un único horizonte de liberación.
Hablo de los pies descalzos,
hablo de las manos de los trabajadores,
hablo de las cabezas de los estudiantes,
hablo de los niños y sus juegos en la calle.
Y no me tiembla el puño al decir, 
que en éste país existe la entrega, de nuestros recursos naturales,
existe la droga, el paco, la muerte y la complicidad, el asesinato de nuestros pibes,
en vivo y en directo.
Me gustaría que la ley de medios garantizace que todos sepan ésto,
que todos se enterasen que se acampa en córdoba para que Monsanto se vaya de acá.
Me gustaría que el gobierno luchase para destruir también a los imperialismos que nos aferran, a una dependencia agobiante.
Y los de abajo estamos, construllendo desde abajo.
Armándonos de nuestros propios medios.
De comunicación, de lucha, de insurrección.
Me gustaría que el pueblo recordase, que el Che Guevara fué Argentino,
que en el 2001 de la rúa se fué gracias al pueblo,
que los archivos de la dictadura siguen sin abrirse.
Y los de abajo aquí estamos, encargándonos de que el pueblo no se canse de recordarse,
que está en sus manos, conducirse a la liberación, de la hegemonía de la estupidez y de la muerte, que se concentra en la mano de un par de poderosos que nos garantizan ésta realidad.
Sí, yo quiero estudiar.
Sí, yo quiero conectar igualdad. Conenctar la igualdad de que todos tengamos la posibilidad del conocimiento, la posibilidad de educarnos en pos de la industria nacional, y no del monocultivo.
Y no del fraking. Y no de los monopolios, que nada tienen que ver con mi Nación.
El futuro va a saber ser fuego,
cuando juntemos las armas de las mentes críticas y decididas,
a hacer y concretar,
la revolución argentina,
que nos llevará a vivir en la paz de la justicia.

Hablo de las palabras

Es entonces que hablamos de las palabras;
de las palabras sin ecos, sin acertijos, sin laberintos que las entrecrucen.
Hablamos de las palabras que no tienen miedo de ser sólidas;
que saben de ser contundentes ante el temor
que emanan todo el tiempo valentía de saber ser escritas sobre el papel.
Hablamos de palabras, con palabras de miel.
De chorreante alevosía con la que nos sabemos besar también.
¿Quién dijo que los que batallamos la vida misma en búsqueda de la revolución no necesitamos amar también?
Hablo de las mentiras que le hicieron creer al revolucionario aquel, que se encerró en sus ideales, porque le tenía miedo a las palabras que florecen amor. Por que le tenía miedo, y es probable que le siga temiendo aún, a las palabras que sabía florecerle desde su interior. Desde el mismo lugar en dónde le florecía la convicción.
Y, por divina suerte de las lenguas que saben de sonoridad y de textura, es que seguimos hablando del habla misma que sin palabras no existiría. Que sin bocas decididas, no se consolidaría. Ni se solidificarían en poesía antes de gritarle al primer ciego que las provocase.
Te hablo de las palabras, con las que te hablo ahora que sé, que la revolución va de la mano de ellas.
Hablamos. Escribimos. Gritamos. Añoramos. Yo sólo sé de ser poeta, vos buscás hacer que todos sepan de lo que ocurre.
Periodista. Sí.
Revolucionario, también.
Inquieto. Como las palabras que le dan vida al salto constante que es tu caminar.
¿Quién dijo que las palabras no saben enamorar?
Saben hacer el amor, saben destilar sudor de las mentes. Saben organizar un pueblo para la insurreción. Saben mentir también, en manos del opresor. Saben ser la herramienta de la vida, y de la destrucción. Saben constuir el arte, y destruir la verdad. Van de la mano de quién toma el arma de la palabra para generar realidad.
Y yo, te hablo porque me oís. Te hablo porque tu vida activa el motor de mi poesía.
Me hablas de las palabras que siempre quise oír,
de las palabras que solo podría pronunciar tu vocablo musical.
Una a una las letras, son tejidas por tus cuerdas vocales.
Y el sentimiento que se entreteje entre la sonoridad de tu mirar, es imperceptible ante los oídos del receptor.
Del receptor que soy yo,
porque aún te concentrás en hablar de cómo hablan tus palabras, cuando se preparan a gritarme, para enseñarme a ver, que el presente es lo que importa.
El presente, cargado de sentimiento.
El presente, cargado de la convicción del sentimiento.
El presente, cargado de la convicción del sentimiento de amor.
El presente, cargado de la convicción del sentimiento de amor que genera.
El presente, cargado de la convicción del sentimiento de amor que genera la revolución.
Aquí yace, el presente.
Aquí, en las palabras que cierran ésta oración.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Sos el pasado que hago que estanque éste presente.

Lo que verdaderamente importa
es lo que está sucediendo en éste momento
en éstas líneas.
En el aquí y ahora.
En tus ojos y tus manos sobre éste papel.
El momento de auge de hermosura, del amor que profundo nos unió
quedó aferrado en ése tiempo, lugar y espacio.
En el que te ame, porque me amabas, despacio.
Pudo haber sido un impulso ése presente, para éste hoy.
Pero si nos quedamos aferrados a lo hermoso de lo que sucedió
terminamos cegados ante lo que no está sucediendo.
Cuesta dejar ir en éste presente tu piel de sol incandecente.
Cuesta porque me deja absorta ante éste presente en el que veo siempre ausente.
Pero si el corazón sigue anclado en la hermosura del ayer, la hermosura del hoy nunca ha de poder llegar.
No hablo de que los besos hayan sido efímeros, me refiero a que, para amarte también necesito tus labios hoy.
Y si no están.
No creo que haya amor.
No creo que el sol siga naciendo entre vos y yo.
No creo que ése momento haya sido la causa de una consecuencia hermosa que aún no ha llegado. Justamente, por seguirla esperando.
Al menos, mientras siga aferrada a la hermosura de lo que te dí/me diste
no voy a poder dar ni recibir, en éste presente.
En dónde ante la desesperación de seguir sintiéndote,
le obstruyo la puerta de entrada al amor. Verdadero. Y sigo detenida, en la incertidumbre. En la posibilidad de que ése amor, llegue, sin que sea de vos. Sin que sea de mí.
Dejame vivir.

martes, 24 de septiembre de 2013

Para el que lee, que es el que tiene que leer.

El pensamiento apayasado de la realidad
Tengo un compromiso. Que me obliga a deletrear la libertad enjaulada en nuestro pensamiento.
Hay una realidad detrás de el, la misma que lo puede llevar a cabo.
Los demás me instalan el derecho a rugirle al cerebro cada vez que intente intrépido escabullirse a la liberación.
No debe de ser la única barrera para soltar la jauría salvaje de ideologías que contienen nuestro pecho,
pero es la cerradura sin llave que nos mantiene entretenidos, buscando salidas, distrayéndonos de las ventanas que nos muestran el camino a gritos.
Estoy en frente de lo que debo hacer, mientras le escapo a hurtadillas, consciente de que tengo un compromiso.
Nadie depositó en mí ni las palabras, ni las letras, ni las manos, ni el cuerpo necesario para soltarte la poesía en la cara.
Nadie me sentó en frente del papel, ni acomodó la tinta en la máquina, ni me corrió la cortina para que entre el sol e ilumine las palabras.
Entonces, he ahí el tema en cuestión. El compromiso nació antes de que nazca el cuerpo, antes de que nazca la mirada, antes de que nazca el alma, y se instaló en la vida que ahora me atraviesa. Y ahí está el camino, que nunca duerme.
Soy la semilla que se cae del árbol que no sabe florecer porque se le niega la luz, porque se le niega la raíz, porque se le niega el agua.
Sos la tierra fértil que le canta al árbol convenciéndolo de que la semilla sabrá renacer lo que él no pudo hacer florecer.
Tengo un compromiso.  Las palabras son de quien las recibe. El mensaje es de todos. La poesía es de quién la recita, de quien la cobija en sus manos, y la abraza para hacerla carne de sus lamentos. Tenes un compromiso, yo no le hago llegar ésto a nadie, porque los alguienes a quién deba llegar, lo van a recibir de algún modo. Y ése modo se va a construir con los hechos de mis palabras.
Del mismo modo que el mensaje llegó a mí.
Del mismo modo que la poesía se me metió en la piel
Del mismo modo en que la palabra me colonizó el habla muda
Del mismo modo en que me encontré floreciendo en los puntos suspensivos que me dejaron los demás para comenzar la nueva historia, la de todos.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Plan de bombardeo de la parálisis sentimental


Quiero palabras que chorren la miel de tu piel; palabras que en la sinuosidad de su sonido se oiga tu voz.
Quiero palabras que expresen el silencio con el que me hablas incrédulo.
Quiero aquellas palabras que desconozco, pero que mi vocablo anhela por tener para poder hablarte de una vez por todas.
Necesito que la poesía destile el verde de tu mirada,
y que se esfume en ella la erupción volcánica de mi pecho, cuando me clavas los ojos, inadvertidos.
Éstas letras deberían tener tu nombre tallado por todos lados, si es que no te podes dar por aludido de que la poesía es un calco de tu piel ensombrecida.
No caben dudas que las líneas extrechas que salen de mi boca
intentan dirigirse torpemente hacia la desesperación
sólida de paralización de mi cuerpo, ante tu existencia.
Las líneas que describo, intentan bombardear mi torpeza. Aniquilar los miedos destructivos de impulsos que me petrifican, anonadada del sentimiento rojo del corazón.
Estoy convencida que si lo leyeras, lo entenderías.
Estoy convencida de que si nos vieras como un poema que necesita ser narrado, me buscarías.
Estoy convencida, que sólo entendiendo al amor cómo la poesía que emanan nuestras miradas, serías capaz de sentir todo lo que te estoy queriendo decir.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Explicación del silencio

No se me ocurre nada mejor para hablar de vos, que no nombrarte. Dejar de mencionarte. Quedarme muda de tu presencia. Encendida por tu silencio. Actuar en base a los gritos de tus ojos, que siempre me hablan cuando no te animas a oírme. No tengo nada mejor para darte que mi tiempo, y la dulce espera de la construcción de la poesía que nos haga libres. Que nos nutra de la libertad de amarnos, conscientes de lo que somos sintiéndonos. No me queda nada mejor que lo simple del presente pequeño, y los  pedazos de vos que me das cuando estas cerca. Hablando, gritando, callando, buscando y esquivando. Entregándote y negándote, escondiendo y dejando ser, el sentimiento abrasivo que nos une, en silencio.

martes, 27 de agosto de 2013

Crónicas de vos VI: Se descascaran tus máscaras.


Abriste conjuros extremos,
los invocabas seguros desde la compuerta
abriendote paso entre tus presas
cambiabas todo el tiempo de careta.

Algunas de las máscaras con las que salías a escena, me eran invisibles.
Otras parecían de fuego, de lava ardiente.
La que más me gustaba era la careta del espejo
en dónde te veía reflejado todo el tiempo
prendiéndote fuego comestible,
porque no soportabas estar vivo y mucho menos usar el ardor como combustible.

Desprendiste de tu alma la oscuridad que no sabías iluminar
la arrojabas en los cuerpos luminosos que te deseaban
el paisaje era una lucha constante entre luces que se apagaban y se encendían;
los cuerpos ardientes se fulminaban en el bosquejo negro de tu corazón.

Tu poesía eran tan indiscutible,
que en el reflejo del hoy las palabras se me ríen
porque se acuerdan de tu mesura, retórica e indiscutible.
¿Cómo olvidar la cobardía con la que te desenvolvías?
Temblé de la cobardía filosa de los destellos que te salían por la boca.
Sospechaba que tu carne y tu piel
eran de metal y de miel.
Las proesas de las que te hacías rey
destilaban olor a muchedumbre perdida, ensombrecida.
Desorbitaste los asteroides que gemían en órbita
por mi cuerpo;
colisionaste con los muros de la negación
que me desnudaban el alma;
reproduciste tu negación en el amor que te salía por los poros,
Pero vos insistías en que se trataba del cosmos
que nos cruzaba para desencontrárnos en un mismo paso.

¿Cómo desterrarte de la piel de la que te hiciste carne?
En algún mometo supiste
que estabas manipulando mi deseo
desesperado de tenerte
y devpoder besar lo óseo de tu perfil.

En el nudo de la historia te abrí la puerta de una patada, me estrellé contra tu pecho que me esperaba.
Me oías, pero dabas vuelta la cara.
Cambiabas las caretas con las que me mirabas.
La máscara de color se te desintengró en la cara.
Despacio las gotas de oleo se derretían por tu piel,
no sabías,
no entedías qué era lo que acontecía para que la profecía se cumpla así de cruda
de realidad y de alebosía,
de arte y de abrasante osadía.
Extendiste una mano en el aire, atinando a buscar una respuesta
o un interrogante, que te sirviera
para arrojar al abismo aquello que no podías decir, porque ya no sabías hacerlo fluir.

Abriste conjuros extremos,
los invocabas seguros desde la compuerta
abriendote paso entre tus presas
Cambiabas todo el tiempo de careta.

Quisiste combinar tu pervercidad del deseo
con lo profundo de mi corazón enamorado del amor.
Desintegraste el camino que te proponías trazar hacía mí,
inconcientemente destruiste el puente de luz que nos unía.
Pero totalmente conciente, me escupiste tu estupidez de hombre
que cree que ser hombre es ir pateando presas femeninas a su paso, en la cara.
¿Cómo acariciar tu piel pegajosa y embustera?
¿Hay algún cómo que no me permita alejarme de aquí?
¿Querías? ¿Sentías? ¿Existía el corazón? ¿O eras tan buen actor que hasta los besos eran ficción?
Tu cuerpo se desfigura en lo lejano de la pregunta que nunca respondiste
y en la nebulosa en que me dejas flotando antes de esconderte en otras piernas,
Tomo vuelo, mientras el polvo se convierte en nube.
Unos ojos verdes me viene a buscar,
y me dejan flotando en ésta nube,
con los pies descalsos para poder soportar
el impulso de dejarte ir y someterme a la verdadera felicidad.

jueves, 8 de agosto de 2013

Crónicas de vos V - "Tratando de entendernos"

(Calambres en las piernas de dulce espera que convalece de irrelevancia.)
-¡A mí también me pasan un montón de cosas!
-¿Por dónde te pasan ése montón de cosas?
-No sé, yo te estoy hablando con la cabeza.
-Y yo con el corazón
-Yo no puedo hablarte así, te deseo cada vez que te veo, pero no puedo.
-¿Entonces por qué lo haces callar?
-No lo hago callar, simplemente no lo oigo.
-Mirá que me puedo dar media vuelta y marcharme. ¿De verdad querés que me tome enserio lo que me estas diciendo?
-No, yo no quiero que me entiendas.
-¡Yo te entiendo! Por eso me voy.
-¡No te vayas!
-Si me construis muros, yo no sé por dónde pasar.
-Perdón, pero quisiera que los destruyas con tus piernas.
-Perdón, pero yo sólo sé abrir puertas a patadas. Y derribar muros me costó la libertad.
-Yo te quiero a mi lado, por éso no me puedo entregar a vos
-¿Entonces me querés lejos? Por que estoy a punto de partir.
-¡No me tomes en serio!
-Pero si no me tenías que besar...  ¿por qué tantas excusas? ¿Tanto te tenes que reafirmar que no te animás?
-Es el destino, me duele la realidad de tenerte acá.
-A mi me duele que no te dejes escucharte.
-Ya te dije que no puedo.
-Ya te dije que me voy. Nos vemos. Cuando la posibilidad te llegue, buscame a dónde esté.
-No quería que me entiendas...
-Y yo no quería saber que me estabas mintiendo. Hay que hacerse cargo de la realidad y más aún de la que duele.
-Nunca nadie me hizo brillar de tanta realidad abrasiva de amor irreversible, indetenible.
-Nunca nadie... (Ojos colgados, en una mirada sólida, irrompible, que rompe viajes y miedos, destinos que no dejan ser, caminos cruzados; y entreteje el abrazo culmine de la claridad de abrir el corazón para dejar libre lo que florece en el interior de los dos.)

miércoles, 24 de julio de 2013

Buscando redundancias personales

¿Cuánta palabra que de vueltas
por esas hojas están entrando
de verdad en tu mente?
Pregúntatelo. Respóndetelo.
Antes de seguir leyendo estas líneas.
Ésta poesía puede ser un espejo de tu mente agitada
que no sabe a dónde escaparse o
de dónde aferrarse para seguir caminando
en trance hacia el futuro.
No te afliges, no te escondas, no te apagues
No te reprimas, no llores a escondidas, no le pongas rejas a tu corazón
No paralices tus ideas.
Deja volar lo que nace con alas en tu cabeza
deja florecer lo que vive para ser árbol de tus ideas.
Que es vital para la transformación de ésta sociedad
que te busques en la palabra, te busques en la realidad,
encontrándote en ésa búsqueda redundante de ser uno mismo
para con los demás, sin dejar de ser uno mismo, sin dejar de ser
los demás.


lunes, 17 de junio de 2013

Crónicas de vos IV: "El arte de reproducirte"

La página en blanco, lisa, permeable, incitante
me causa una intriga.
El lápiz está en mi mano,
ya no me sirven más las plumas que se quedan sin tinta,
tengo lápices de colores, crayones de cera,
temperas, pinceles.
Y una página en blanco.
Titubeo un poco antes de lanzarme a crear.
Miro la hoja detenidamente,
la uso de espejo.
Me observo profundamente en ella.
Me encuentro con un par de ojos grandes
de búsqueda sólida y pupilas tintineantes.
No son mis ojos,
no es mi mirada,
es la tuya, son tus ojos.
Los miro, sin olvidar que son el reflejo
de lo que soy
en esa hoja en blanco,
esperándome impaciente a que me recree
sobre ella.
Me empiezan a temblar las manos,
me recorre un escalofrío por la espalda
y suena la puerta.
Alguien pregunta por mí,
no quiero perder el contacto visual con la creatividad
que estoy a punto de liberar en tu boca.
Siguen golpeando la puerta.
Intento persuadir el sonido.
Me doy cuenta que estoy en cunclillas ante la hoja
con los ojos firmemente cerrados
mirándote concentrada
dentro de mi mente.
Ahora que observo la realidad,
acaricio la hoja,
me acerco a ella,
la oigo,
la huelo.
Tiene olor a vos,
ahora que la miro mejor,
tiene el color de tu sonrisa manchado por todos lados,
me sorprendo increíblemente de ésto.
Sigo investigando, cauta
y descubro que lleva tatuado tu nombre con poesía,
deslumbrando todo el tiempo la luz que nace de tu ser
y que impacta con mi pecho,
Aparecen en el papel rugoso, tus abrazos, tus miedos,
tus sueños, tu amor,
tus ojos cristalinos;
estoy sentada al lado tuyo en una esquina,
en una calle, en una noche, en una sinceridad profunda de corazones abiertos.
La hoja me habla, y se convierte en un espejo de mi corazón.
Está blanca del camino que nos propone la vida
las manos me tiemblan ansiosas por dibujar
la dirección de nuestras vidas.
Vuelvo a abrir los ojos,
estoy acostada en el piso, tensa.
Aferrada a la hoja en el pecho,
muerdo el lápiz con la boca.
Quiero verte
quiero tenerte cerca
quiero sentirte,
sentirte de verdad, sentir tu fuego, para que me incendie y me convierta en ceniza.
Quiero oírte,
oírte profundamente, escuchar el silencio más profundo que quieras guardar, para poder gritar cuánto es que te siento, siempre.
Siguen golpeando la puerta,
fuertemente y con ritmo.
Tiemblo, en el piso, tiemblo.
Cierro los ojos,
observo mi interior
y al corazón que late con furia
intentado salirse por mi boca.
Tengo miedo y euforia de creatividad absoluta,
reabro los ojos,
y estas al lado mío,
despertándome, conteniéndome, abrazándome,
despegándome de la hoja, del papel,
del suicidio de la ansiedad de visualizar el puente de luz que nos une,
me sacas de la poesía extensa de honestidad brutal del alma
que acabo de desplegar en éstas palabras
y me traes a la realidad de tenerte en frente,
de carne y hueso,
de teatro y de color,
atrapándome.
Guardándote en el bolsillo el papel minado de colores
y de palabras,
guardándome en el morral más hojas en blanco
y temperas nuevas,
para poder volver
estallar de arte cuando no sepa qué decirte
ni hacia dónde mirar
cuando me vengas a buscar.

lunes, 10 de junio de 2013

Dudas

¿Cuánto peligro acecha tu mirada?
Las emociones son puentes
que nos amarran a la tierra húmeda
que caminamos de prisa,
sin saber sentirla,
sin detenernos a descubrirla, saborearla.

Es que verdaderamente no sé
escupo todo el tiempo
sólidas realidades
que me niego a aceptar
a asumir.
Y en la actitud más hipócrita
me niego al peligro
de reparar en vos.

¿Cuánta libertad hace falta
para encarcelarme en tu espalda?
Me reubicas en el tiempo y espacio
en el que nunca veo que estoy;
parada enfrente tuyo,
sin camuflaje.
Transparente ante tu búsqueda,
ante tu vida,
tu expresión corporal que me domina.
En frente tuyo.

No te interesa tampoco oírme
y a mi menos romperme la cabeza
pensándote.
Resolviéndote
cual problema de química infertil.
¡Si haces florecer lo que tocas!
¡Si to voz destruye oscuridad!

¿Cuánta verdad hay en la llegada
de tu vida a la mía?
Me construyo la mentira;
titubeo inverosímil con tus labios a milímetros de los míos.
Esperando respuesta, quietos. Sin moverse. Magnetizándome totalmentes concientes de los movimientos que me obligan a dar.
Que me obligo a asumir y a sentir.

¿De verdad crees que vos no sos transparente?
Se trasluce todo el tiempo la torpeza con la que amas
el amor con el que te desenvolvés
y la simpleza con la que me buscas.

Dos almas pueden haber nacido de la misma luz
pero cuando se animan a brillar
a la par,
el mundo cae vencido
ante ésa innegable, tenue y hermosa realidad.

domingo, 9 de junio de 2013

Paréntesis

A veces porque sí
otras porque la libertad me domina
No me basta con conocer mil cuerpos
ni con festejarte en mis poemas
o escribirte desnudo el pecho.
Ahora ven
que la mente puede ir mucho más allá
y la imaginación puede construir todo lo que no tenemos.
Pero quiero tenerte
más de lo que ya te tengo.
No me sirve tu boca al lado de la mía
hablando a la par 
cantando la misma canción
de melodía abstracta del corazón.
No me basta que me mires 
acribillándome la realidad
y desestructurando todos mis deseos.
Así fue que me resistí
una y mil veces
a reparar en vos.
No me alcanzó con contemplarte desnudo
entregado a tu arte más profundo
y a lo más hermoso de lo que sabes ser.
Reprochándome
enojándome
con el miedo paralizante que me obstruía la mirada
que me detenía a milímetros de tu boca
que me alejaba de tu espalda
que me cerraba los ojos cuando me mirabas. 
No me servís, no me alcanzas, no me bastas, 
con tu hermosura innegable
e hipnotizante
si no asumís que
es recíproco el rechazo inicial
que manifestamos
al mirarnos a los ojos por primera vez
y congelarnos por completo
en el océano de fuego
que nos nació en ése momento.

Crónicas de vos III

Retumban los adentros transparentes de mi pecho
un poco de tu boca que está muy próxima
y otro poco de tu voz de gloria,
me mantiene paralizada
con los ojos en órbita
atrapada
en todas las ideas calamitosas
de encuentro y de amor
que me florecen de la boca
y otro poco del corazón.
Se escapan constantemente
de tu nariz
hilos de humo transparente
espira-lados en tu cuello
te ilustran erguido ante el mundo
de niños y de juegos
que conducimos convencidos.
Un poco se desarma mi postura
otro poco te delata la infortuna
de estar juntos en la proesa de dejar ser lo que nadie quiere que sea
y de creernos lejanos
obsoletos
separados;
cuando el camino de por sí
nos está hablando
y nos ha gritado desde un principio
cuando en tu voz resoplaban
todas las palabras
que mi cuerpo necesitaba
oir;
para reconstruir el erotismo herido
que me han dejado los amantes negligentes
de mi corazón perdido.

lunes, 3 de junio de 2013

Crónicas de vos II















Sueño a veces que respiro
recostada en tu pecho.
En el sueño, te poseo por completo.
Canalizo todo el dese convergente,
en tu boca;
que ahora está desintegrada en la mía.
En tus brazos, que me enredan insistentes el alma.
En éste aspecto inconsciente de mi vida
soy libre de tenerte
y de dar rienda suelta a todo lo que me surge
al verte, al sentirte tan próximo;
tan innegable;
zurcándome con tu mirada fija
e indetenible;
cuando te proponés encontrarme y
cuando más esquivo tu mirada.
En lo real, jugás todo el tiempo con mis límites.
No sé si es que ya los conoces
o si estás esperando expectante
el momento en que no resista más
y me aferre a tu espalda
y me estrelle con tu boca
y me ahogue en tu cuello
y me quede muda;
besándote.
Todo éso en un mismo movimiento,
de un mismo instante
sólido de impulso
luminoso de libertad
abrumante de alegría.
Yo no conozco mis límites.
Apenas puedo aceptar
lo que me nace al verte desplegarte en éste mundo.
No es que tenga miedo,
pero tengo la sensación
de que nunca viví
algo tan colorido y verosímil,
siempre todo fue efímero y ardiente.
Ahora me enfrento a un nuevo paradigma.
Increíble de verdad.
Que me desafía a ser capaz de liberarme y dejarme ser.
¡Porque todo el tiempo
tus ojos insisten en que sea quién soy!
Sin imaginar, quizás,
que contengo en mis adentros
incendios y océanos de humo
(del infierno gaseoso de no saber saltar de éste abismo y arrojarme a vivirte).
Me esfumo.
No me hago cargo de mi turno.
Pero te busco.
Para decirte en clave morse,
que quiero jugar el juego
de romper los límites del otro
todo el tiempo.

domingo, 2 de junio de 2013

Crónicas de vos I: "Diálogo"


Un bar. Una mesa. Un cenicero. Dos personas. Ella. El. 
-¿Hace cuánto que esperas?
-Yo no espero a nadie.
-No sólo se esperan personas cariño...
-Todos los hechos convergen en un alguien, lo sabes. Así que no me contradigas.
-O usted es el que converge en un alguien?
-Yo estoy muy lejos de ser un hecho.
-Pero está muy cerca de ser alguien, para mí.
(Se acomodó en su asiento, y por fin me miró a los ojos, directamente. Levantando el ceño fruncido, sonrió)
-Podemos ser muy cercanos. Podemos ser casi uno. Pero no será más que éso. Nada más.
(Intenté mantener su mirada firme)
-¿Quién dijo que yo preciso algo más que ser casi uno?
-No se trata de lo que vos o yo o él o aquel precisen. Se trata de lo que surge de adentro, de nuestro más profundo interior.- (Afirmó apretándose el pecho con dureza)
(Me acerqué hacia él, la mirada era una o casi una aún)
-Mi interior florece cuando usted es quién sabe y disfruta ser.
-Yo no sé ser, señorita. Ando por el mundo divirtiendo al resto del mundo, camuflándome en todos los personajes que me invitan a ser. Ser yo, se trata de no saber serlo nunca.
-Y es justo ahí cuando y dónde florezco.
(Me esquivó la mirada insinuante o delatora o deslumbrante, que me animé a mostrarle. Entonces, dejé de buscar su mirada. A pesar de todo, no podría convencerlo nunca; encendí un cigarrillo y me crucé de piernas)
-Lo único que sé es que hay algo en tus ojos negros, algo que no puedo dominar. Me nace desde adentro una necesidad....
(Me miró al mismo tiempo que tomaba mi mano. Lo miré expectante, mientras fumaba el cigarro)
-¿Necesidad?- (Le pregunté inquietante)
-Sí, éso mismo- (Afirmó, y sonrió, desarmando toda la negación de mi cuerpo)
-Con que necesidad...- (Susurré, acercándome hacia nuestras manos temblorosamente aferradas)
-Éso mismo, cariño.- (Ahora estábamos tan próximos que respirábamos la respiración del otro; apagué el cigarro en el cenicero, chamuscando las cenizas; sin dejar de mirarlo fijo)
No le dije nada. Abrí mis ojos por completo. Le escruté el rostro buscando la respuesta que teníamos en la punta de la lengua y que ninguno de los dos se animaba a expresar ni a traer a la realidad.
-Me nace una necesidad de explorarte cuando me miras así.- (Me dijo. Al mismo tiempo que me tomaba del cuello y me besaba. Su lengua no sabía a soledad, pero se enredó con la mía urgando en los rincones de mi boca, de la suya. Sonriendo. Recorriendo las encías que sabían a agonía de haber contenido ése impulso durante tanto tiempo)

martes, 30 de abril de 2013

Cadena perpetua

Destructores inadmisibles constituyen
éstas cárceles de acero
que acechan todo el tiempo
en búsqueda de amantes incandescentes
que se resistan todo el tiempo a la libertad.
Los amantes se entorpecen todo el tiempo
en la búsqueda absurda
de lo que tienen en sus manos
y no saben usar
y no quieren ver ni escuchar.
Los carceleros amenazan con el tiempo
con salir a buscar
a todo aquel que se le niegue
al erotismo abrumante que le golpee la puerta de lo prohibido
todas sus noches.
Pues quién todo el tiempo desea
fundirse en el averno,
cuándo éste se presenta en tiempo y forma,
no puede esperar.
El placer tiene que fundirse en tiempo y forma
tiene que derretirse en pecho
y piel.
Debe esfumarse en boca y sexo
y hacerse oír por los lamidos
de las frases que llevan contenidos
en el pecho
cayéndo a los abismos
del deseo
que juntos construimos
cuando nos abrimos a derrumbar
la cárcel que nos aprisionaba
y nos paralizaba frente a frente
cada vez que nuestros interiores
se magnetizaban para liberarnos
de la prisión en la que nos autorecluimos
por no besarnos y arrancarnos
de la piel
éstos amaneceres imprevistos.

martes, 16 de abril de 2013

Desorden cojeante.

Me impacientas el presente vacío de tu piel
porque tengo el cuerpo en alerta
por si penetra por mis poros de repente
el perfume ardiente que te convoca no tan azarosamente hacía mí, hacia vos. 
Hacia un nosotros siempre efímero pero perfecto en lo momentáneo y fugaz de su consistencia.
Y es en lo poco corpóreo de nuestros encuentros dónde me ataca la demencia. Pues hay tanto cuerpo incansable protagonizando ésos momentos, que invocarlos desde el adentro me limita, y te desaparece. Y al placer unánime de sentirnos lo esfumamos cada vez que desespero por no saber controlar nada de todo lo interno que generas.
Y en las palabras que te leía mientras me oías recostado en mi vientre, nutren las poesías con las que estabilizo los deseos emergentes y bidireccionales de mis adentros.
De lo ágil y febril de tus besos que se fundían con mis movimientos como si fuéramos bailarines expertos en la danza sexual en la que nos sumergíamos, busco canalizar esta sed de tu savia callejera e impresentable.
Divertidos de lo peligroso de sentirnos tan próximos, te distraes en tu camino. Me doy cuenta de que mis límites se bloquean con tus muros
Y por más hipócritas sumergidos en la provocación eterna que nos pongamos el final es continuo de desearnos para siempre en una habitación sin fin. Que juega a hacer desaparecer su puerta para ir a jugar cada vez que yo busco tu mirada en la oscuridad.

jueves, 21 de febrero de 2013

.

















¡Si siempre andamos

con el pecado a flor de piel!

Vamos a tener que

descarnarnos

para caminar libres

del erotismo

inmundo

que no podemos evitar.

La liberación hostil

de la sexualidad femenina

los va a dejar de patitas en la cama

cuando descubran

que con nuestras palabras

creamos

más orgasmos

que ellos

con sus manos mentirosas.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Amaneceres tormentosos

Se me mancha el alma de tristeza
un manchón
y una nube negra que me persigue.
Pero no desespero
aunque me muero de la tentación
de soltar la soga
que tira
y mantiene vivo
éste caos
y salir
en búsqueda
de la libertad.
Pero entonces el nubarrón desaparece
una luz ajena a mí
desintegra aquellos truenos
amenazantes que me persiguen.
El amanecer se impone frente a mí
y me llena de optimismo
ajeno a mi cuerpo
que me nace desde adentro.
Totalmente oportuno a la luz repentina
que le dio un vuelco a mis llantos
y un repentino envión a mis ideales.
Tu sonrisa como escudo
tu luz como bandera
y tu alma custodiándome
son el eco de mis alegrías.
Un ala tuya, agita a una mía
volando juntas
en éste desierto pretencioso
totalmente convencidas
de que nuestra sed
va a ser saciada en cualquier momento
en el mismo vuelo
juntas.

Mordidas bélicas

Qué burbujeante era tu saliva
desentonando con la rigidez de la piel endurecida.
Tu cuello firme me convencía de hablarte en otro idioma
los colmillos se incaban en tus cuerdas vocales
dejándote sumido en el silencio de tus gemidos.
Te retorcías confundido
tu espalda necesitaba aún más suspiros
y uñas que reconstruyan
los cráteres
y el relieve lunar
de erotismo
que te florecía
cuando te sumergías
en el húmedo orgasmo
del perfume nebuloso
de su pecho,
incrustándose en tu sien.
Qué despreciable era la velocidad
con la que te vestías
y huías.

Amantes efìmeros


Sombras multicolores revisten las paredes
que nos observan cómplices del encuentro fortuito
e inevitable
indetenible
indisumulable
que vivimos.
Aferrado al cráter lunar
de la cintura
buscaba respuestas
a las incógintas de ése deseo prohibido
Resolvió recorrerla
y se deshizo de la moral
en aquel
tiempo y espacio preciso
en dónde le beso hasta el alma
que le dolía de locura.
Sus párpados se endurecían
negados a oír la epifanía
del ardor que los contenía
en sus revolucionarios
actos de cómplice lejanía.

Semilla impostergable

Resulta que quizás
tu boca esconde
un veneno letal
en sus pálpitos húmedos
y sea
algo que asesine a las absurdas culpas
que no puedo tener
que no puedo sentir
que no existen en mí.
Si te entrometés
en mi cama
buscando mi desnudez
inexacta
y encontrándote
con mi respuesta urgente
a tus manos
que me insisten
sin importarles
si me niego
si demoro en entregarme.
No sembraste la intriga en mi piel
encendiste el rito impostergable
de hacerle caso omiso
a lo que debería ser
pero que es imposible que sea.
Parecía valentía
tu mordida en mi cuello
(inocente)
que jamás hubiera estado preparado
para sentir tus susurros mojados
incitándome a lo prohibido.
No quiero poesías justificativas
si al fin y al cabo
te besé sin escrúpulos
te amarré a mi cuerpo desesperada
me aferré a tu espalda inconcevible.
Aletargada por la mente que se me quedó en blanco
sorprendida
de lo acertadas que habían sido tus caricias
que jamás me hubiera animado a entregarte.
Y en la eternidad del lapso temporal
en dónde nos amamos
le doy sepultura
(momentánea, quizás)
al ardor que generabas en mis entrañas con tus dedos húmedos e invencibles.

domingo, 27 de enero de 2013

Palabras atemporales.

No es un relato
y mucho menos un recuerdo.
Los versos se inundan de
lo vomitivo,
de lo atemporal.
La imaginación me desprestigia
si quiero camuflar
tanto beso radioactivo
imposible de disimular.
¡No es ni narrativa!
Es que ya no confío en la melodía
Es un suicidio pragmático
de mi mente
que sólo experimenta lujuria
y el exterminio del tabú
en los guetos en dónde
encerraste mi libertad.
Hasta las palabras son
relativas
y las letras se me derriten
en el papel.
Y me muero de agonía
porque me dí cuenta
que te pusiste a analizar
esta poesía.

Deseos retóricos.



Escalofríos de lata,
entumecidos
y podridos,
alucinando con el calor.
Estupefacto besabas
acaramelándome el alma.
Tu lengua de metal
se dilataba
y retorcía
sobre la piel húmeda que recorría.
¿A dónde vas con tanta ropa,
con tanta prisa,
desperdiciando la sensualidad
que emana tu caminar?
Las uñas negras
de mis dedos dormidos
te detenían.
Tu espalda rígida,
arquitectura de una pasión sicodélica
ahora me perseguía.
¿A dónde me arrastrás tan lento
tan cuidadoso
tan irresistible y prepotente?
No es rabia
ni agonía
mis gritos cuando me colonizas la piel
son auténtica poesía.

miércoles, 16 de enero de 2013

Erótica batalla.


Entonces la boca fue brasa.
La mano se hizo fuego,
inextinguible,
como el ardor de sus adentros húmedos.
Sus fluídos erupcionables se extinguían en el río líquido que circulaba en sus sexos, que ahora eran uno. Incendiándose.
Incendiándome te descubrí,
aniquilándome la soledad de un solo disparo.
Como franco tirador afilaste tu arma.
Acariciabas con tus dedos húmedos
el filo de tu miembro.
Tu boca (que era brasa) me magnetizó el pecho
mientras te masturbabas el alma, mi soledad se consumía en tu sonrisa.
“No mientas” te pedí con la mirada.
Y seguías afilándote ansioso por disparar.

A mi las balas siempre me habían excitado.
Uno poco  la fantasía de morir baleada de orgasmos,
alimentaba mi obsesión.
Era por eso que quería manosear tu revólver hasta desaparecerme.

La mano se me hizo fuego.
Te reposaste desnudo sobre el paredón,
irresistible te fundías en el muro
con mis uñas en tus muslos,
mientras el revólver revivía
y nos acribillaba la infidelidad a los dos.

Cuando un poeta escribe sobre sexo.


Un baño para desprenderme la poesía-borrador de la lengua,
masajes para expresar todo lo que mi poesía pueda gritar, besándote.

Mis piernas se estiran.
Hacerte el  amor en el sillón me inspiró el caminar.

Tu mano se detuvo en la esquina,
Por dónde nos solía pasar a buscar el ardor.

Inoportuno te encontré en mi habitación,
y se me deshizo la toalla que encarcelaba mi desnudez.
Inoportuno me sonreías.
Con tu histeria me sabías llevar.

Oportunos a la seducción nuestros ojos conversaban,
ninguno de los dos supimos en qué idioma.
El hecho es que, segundos después,
tu boca estaba haciendo piruetas, enredándose con la mía.
Ya de por sí te estirabas y gemías.
Tu empeño retorcido me confesó que eras un espía
¡Adivino! Me enceguecía?
Tu espalda (dinamita) se extinguía.
Inoportuna mi libertad de embriagarme de cada cuerpo que me suene a poesía, se me aparecía.

domingo, 13 de enero de 2013

Ninfomanía Poética



Un grito de placer te desarma,
tenes mis uñas marcadas en la espalda.
No me tapes la boca cuando me hagas el amor.
Asfixiame de tu deseo así me acelero hasta verte extasiado de placer.

Tengo tus colmillos en el cuello,
me dejaste sin sangre.
Ahora no tengo porqué dejar de cogerte el alma,
¡si estás desmayado sobre la sangre que me succionaste!

¿Cuántas putas te hicieron el amor?
¿De cuántas otras te enamoraste?
El desenfreno con el que me embriagas me confiesa otras cosas...
Tus manos aferradas a los senos me saben a desesperación
y a puro talento para hacerle el amor a la primera puta que se te niegue.

Mi talento no deviene del mismo lugar cariño,
pues tus ardientes ojos grises me atravesaron
y tus manos dominaron mis adentros.

Uno por uno tus dedos húmedos construyeron en mí la creatividad para poder cogerte del mismo modo en que te escribo.