lunes, 3 de junio de 2013
Crónicas de vos II
Sueño a veces que respiro
recostada en tu pecho.
En el sueño, te poseo por completo.
Canalizo todo el dese convergente,
en tu boca;
que ahora está desintegrada en la mía.
En tus brazos, que me enredan insistentes el alma.
En éste aspecto inconsciente de mi vida
soy libre de tenerte
y de dar rienda suelta a todo lo que me surge
al verte, al sentirte tan próximo;
tan innegable;
zurcándome con tu mirada fija
e indetenible;
cuando te proponés encontrarme y
cuando más esquivo tu mirada.
En lo real, jugás todo el tiempo con mis límites.
No sé si es que ya los conoces
o si estás esperando expectante
el momento en que no resista más
y me aferre a tu espalda
y me estrelle con tu boca
y me ahogue en tu cuello
y me quede muda;
besándote.
Todo éso en un mismo movimiento,
de un mismo instante
sólido de impulso
luminoso de libertad
abrumante de alegría.
Yo no conozco mis límites.
Apenas puedo aceptar
lo que me nace al verte desplegarte en éste mundo.
No es que tenga miedo,
pero tengo la sensación
de que nunca viví
algo tan colorido y verosímil,
siempre todo fue efímero y ardiente.
Ahora me enfrento a un nuevo paradigma.
Increíble de verdad.
Que me desafía a ser capaz de liberarme y dejarme ser.
¡Porque todo el tiempo
tus ojos insisten en que sea quién soy!
Sin imaginar, quizás,
que contengo en mis adentros
incendios y océanos de humo
(del infierno gaseoso de no saber saltar de éste abismo y arrojarme a vivirte).
Me esfumo.
No me hago cargo de mi turno.
Pero te busco.
Para decirte en clave morse,
que quiero jugar el juego
de romper los límites del otro
todo el tiempo.
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