martes, 24 de septiembre de 2013

Para el que lee, que es el que tiene que leer.

El pensamiento apayasado de la realidad
Tengo un compromiso. Que me obliga a deletrear la libertad enjaulada en nuestro pensamiento.
Hay una realidad detrás de el, la misma que lo puede llevar a cabo.
Los demás me instalan el derecho a rugirle al cerebro cada vez que intente intrépido escabullirse a la liberación.
No debe de ser la única barrera para soltar la jauría salvaje de ideologías que contienen nuestro pecho,
pero es la cerradura sin llave que nos mantiene entretenidos, buscando salidas, distrayéndonos de las ventanas que nos muestran el camino a gritos.
Estoy en frente de lo que debo hacer, mientras le escapo a hurtadillas, consciente de que tengo un compromiso.
Nadie depositó en mí ni las palabras, ni las letras, ni las manos, ni el cuerpo necesario para soltarte la poesía en la cara.
Nadie me sentó en frente del papel, ni acomodó la tinta en la máquina, ni me corrió la cortina para que entre el sol e ilumine las palabras.
Entonces, he ahí el tema en cuestión. El compromiso nació antes de que nazca el cuerpo, antes de que nazca la mirada, antes de que nazca el alma, y se instaló en la vida que ahora me atraviesa. Y ahí está el camino, que nunca duerme.
Soy la semilla que se cae del árbol que no sabe florecer porque se le niega la luz, porque se le niega la raíz, porque se le niega el agua.
Sos la tierra fértil que le canta al árbol convenciéndolo de que la semilla sabrá renacer lo que él no pudo hacer florecer.
Tengo un compromiso.  Las palabras son de quien las recibe. El mensaje es de todos. La poesía es de quién la recita, de quien la cobija en sus manos, y la abraza para hacerla carne de sus lamentos. Tenes un compromiso, yo no le hago llegar ésto a nadie, porque los alguienes a quién deba llegar, lo van a recibir de algún modo. Y ése modo se va a construir con los hechos de mis palabras.
Del mismo modo que el mensaje llegó a mí.
Del mismo modo que la poesía se me metió en la piel
Del mismo modo en que la palabra me colonizó el habla muda
Del mismo modo en que me encontré floreciendo en los puntos suspensivos que me dejaron los demás para comenzar la nueva historia, la de todos.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Plan de bombardeo de la parálisis sentimental


Quiero palabras que chorren la miel de tu piel; palabras que en la sinuosidad de su sonido se oiga tu voz.
Quiero palabras que expresen el silencio con el que me hablas incrédulo.
Quiero aquellas palabras que desconozco, pero que mi vocablo anhela por tener para poder hablarte de una vez por todas.
Necesito que la poesía destile el verde de tu mirada,
y que se esfume en ella la erupción volcánica de mi pecho, cuando me clavas los ojos, inadvertidos.
Éstas letras deberían tener tu nombre tallado por todos lados, si es que no te podes dar por aludido de que la poesía es un calco de tu piel ensombrecida.
No caben dudas que las líneas extrechas que salen de mi boca
intentan dirigirse torpemente hacia la desesperación
sólida de paralización de mi cuerpo, ante tu existencia.
Las líneas que describo, intentan bombardear mi torpeza. Aniquilar los miedos destructivos de impulsos que me petrifican, anonadada del sentimiento rojo del corazón.
Estoy convencida que si lo leyeras, lo entenderías.
Estoy convencida de que si nos vieras como un poema que necesita ser narrado, me buscarías.
Estoy convencida, que sólo entendiendo al amor cómo la poesía que emanan nuestras miradas, serías capaz de sentir todo lo que te estoy queriendo decir.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Explicación del silencio

No se me ocurre nada mejor para hablar de vos, que no nombrarte. Dejar de mencionarte. Quedarme muda de tu presencia. Encendida por tu silencio. Actuar en base a los gritos de tus ojos, que siempre me hablan cuando no te animas a oírme. No tengo nada mejor para darte que mi tiempo, y la dulce espera de la construcción de la poesía que nos haga libres. Que nos nutra de la libertad de amarnos, conscientes de lo que somos sintiéndonos. No me queda nada mejor que lo simple del presente pequeño, y los  pedazos de vos que me das cuando estas cerca. Hablando, gritando, callando, buscando y esquivando. Entregándote y negándote, escondiendo y dejando ser, el sentimiento abrasivo que nos une, en silencio.