lunes, 1 de noviembre de 2010

Muro (Posible parte final)

Sentencio al accionar racional, dominante ante lo emocional. Ante la marcha espiritual, recuadrada en el cerebro cuadrado escondido y justificado por la realidad absoluta en la que creemos existir.
No quito culpas. No recaigo en culpas. Culpas, no las hay.
Sentimiento, voluntad, rimbombancia, deseos ocultos entre palabras, posibles intentos de recapacitación, de re evaluar la situación, de dar otra oportunidad, de no permitir el final oscuro y lúgubre, de abrir la puerta para ir a jugar.

No conjugo el espíritu con la mente, cada pensamiento de tu cabeza está escribiendo tu futuro.

Le contesté, severa y esperanzada
de volver a existir en libertad.

Muro (Parte 3)

Recapitulando en la existencia, y sobre evaluando las investigaciones abatidas sobre éste último plagio existencial, declaro la sentencia pre final, post emocional, ante última partida y adjunta entre semejante maraña de dudas:
Muro semejante estructurado de ladrillos de invisible materia, aunque espesa y azul. Aunque dura y macisa para quién la niegue, para quién la desafíe, cuestione o ponga en manifiesto.
¿Puede algo tan puramente sectario ser indudablemente apacible al actuar, al actuar en consecuencia en quién lo enfrente?
Ya tenemos en claro que cada individuo sentimental respeta toda estructura física, pero no da por hecho ningún poder en esta que afecte o influya en su accionar vital, emocional, social, mortal.
Reproducimos cada excusa pre diseñada para evitar conjugar el deseo con la voluntad, el sueño con la realidad, la fe con la vista panorámica de tus "problemas", la negatividad de lo absoluto, el odio del amor. El miedo, y la proyección de ese sueño imposible.

viernes, 29 de octubre de 2010

30/08

Si el cuerpo empieza a arder, y el abismo de padecer la realidad tan febrilmente, no logran divagar las tristezas ambiguas del corazón, sé que los ojos me van a sangrar de llanto, y el corazón se me va a escapar de las manos (lejos, hacia dónde supongo, que se encuentra el tuyo).
Ahora siento en el cuerpo lo certeras que son las distancias que nos dividen.
Sí, porque dejaron de unirnos cuando cerramos la jaula, encerrando lo más vulnerable de los dos. Y nos olvidamos del otro, o no.

¿Nos divide lo que antes nos unía indefectiblemente?

No title

Desahogué el deseo de existir en él, en ti. Y me iluminé el cielo buscando nuevos rumbos cuando te elegí, al azar. Derrumbaron las mentiras aquellos deseos puros de sentimiento por él. Y construí hipótesis de planes que había ideado, dónde vos y yo eramos los protagonistas del drama.
Sobrecargué de expectativas tu existencia y alambré toda esa maraña de blasfemas diarias que vivía.
Te quebraste en medio de tanta adicción a la ambición. O al menos éso creí, hasta hoy. Y empecé a razonar que era absurdo pretender desahogar la necesidad mortal de existir en él, en ti.

lunes, 25 de octubre de 2010

Es mi existencia lúgubre agonía

Somos cráteres de lo que nos va quedando de éstos mundos adversos.

Somos piedras caídas, derrotadas. Que hoy pagan por aquellos actos fallidos.

Somos vitales, somos decididos.


(Y con eso nos aventuramos a actuar)


El pasado nos jugó tantas veces en contra, dejando huellas imborrables.

El pasado nos atacó inadvertidos haciéndose presente con su divina brusquedad.

El pasado se hizo presente así, sin más.


(Y con eso nos aventuramos a ser)


Soy una pizca de vida de todo éste manjar de pies inalcanzables, de manos ágiles, de manos vívidas.

Soy el aire que corre por los jardines del universo exterior.

Soy a veces lo que puedo, otras, lo que pretenden de mí.

Pero al fín y al cabo los cielos tronados, grises y electrificados, pueblan mi esencia interior.

Pero al fin y al cabo son unánimes los infiernos que se expresan en el latir de mis ojos negros.


(Y con eso yo existo)


Y me dan la oportunidad de elegir.

Y me dan una supuesta libertad de ser.


¿Cómo se yo que la estructura no domina hasta en esa supuesta libertad que abiertamente me proponen?

¿Cómo se yo que ese pasado que se impone no es más que presente y futuro que espera por ser vivido?

¿Cómo se yo?


Y con eso nos aventuramos a actuar.

Y con eso nos aventuramos a ser.

Y con esto me aventuro a existir.

domingo, 17 de octubre de 2010

"Somos lo que hicieron de nosotros" me dijo
"Somos lo que hacemos de lo que hicieron de nosotros" le respondí.

martes, 5 de octubre de 2010

No me acuses de homicida, aún sigues con vida.

Plagio. Repleto de armaduría espiritual.

Escuché el llanto de las llamas del dragón, y sentí la cruda nostalgia, atravesándome como una estaca de cristal en el pecho.
Abrí un paréntesis inmenso entre los dos. Sin consultarte. Lo decidí yo.
¿Para qué seguir invirtiendo tiempo en destruir nuestro corazón?
Ahora lo guardé en un cajón, dónde está a salvo de las hipocresía de los dos. Dónde, espero, nunca muera.

Desdibujo nuestro trance hipnótico y doy vida a una nueva posibilidad.
¡Yo pretendo seguir viviendo!
Temblar de amor, y sudar la pasión que corre por las venas. Y la lujuria, también.

No me acuses de homicida, aún sigues con vida.
Y el paréntesis que creé es de tiempo indeterminado, aún.
Y el corazón seguirá viviendo guardado en un cajón.
Bajo siete llaves que llevo colgadas del cuello, con las que puedo liberarlo el día en que no haya peligros para él. Cuando podamos estar juntos, indefectiblemente.

Mientras tanto morirá.
Y, ¿Para qué queremos la muerte de otro inocente?

Ex cabecera.

Mares de inciensos de sol. Esperando una idea tal vez, del corazón, para seguir encaminado en la lucha de aquel amor. Del amor que lo hizo ser. Arco iris resplandeciente, y su boca en la mía. Rimbombancia de existencia.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Muro (Parte 2)

De los dos lados se ve de la misma manera, ¿No?. ¿Qué es lo que me pierdo por estar debajo de las rocas, dentro de la lava del volcán, al otro lado del río? El muro es igual de alto si la filosofía personal me permite creer que lo imposible deja de desembocar en nuestros pensamientos, en nuestras metas y posibilidades. Aún sigo sentado y luchando con la duda existencial de dar por existente o no al muro. De sentirme más o menos por estar ubicado en dónde me encuentro. No doy crédito a la opinión de que por estar aquí no estoy bailando febrilmente por encima de las rocas, desarmando guerras eternas fuera de la lava, o siendo amada del otro lado del río.
Para finalizar éste capítulo de la muralla relatada, puedo dar por sentado que: La ubicación espacial no infiere en el acto espiritual, mental y emocional de quién pretenda existir y actuar cómo le sea más satisfactorio para sí, más allá del espacio físico absoluto en el que la materia que forma su cuerpo resida.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Muro (Parte 1)

Me siento en el muro más al to. Miro más alto de lo que miro todos los días. Sí, mis ojos son  como rayos x que traspasan cada rostro, cada mirada, cada muralla creada para redistribuir las riquezas del dolor. Las ganancias del ayer, y el poder del pasado que se ata al presente, el muy picarón. Resulta que quizá, estamos ya varados en donde esperamos estarlo. Resulta que quizá, la mente es la reina de lo corpóreo. Resulta que quizá, tantas cosas. Tanto podría resultar. Tanta variable hay en la realidad. Tanta posibilidad de existir aún más allá. Y quiero reprimir ese inconsciente deseo de pensar en posibilidades y no deslumbrar creando la pura realidad. 
Alpargatas sucias de tanto andar, clavan su mirada en la cruz del mar. Revisaba las cuestiones científicas del sentir, y sentía sentir tanto sentimiento ambiguo. 

martes, 14 de septiembre de 2010

¿Qué cuánto más a cuánto menos?

Compases de luces revertidas a deslumbrar. Retumban las almas que se escapan, se escapan para no ser ellas mismas, nunca más, más. Reverciona la historia de vida. ¿Que cuánto más a cuánto menos? Si me entrega el alma empedernida y no pretende revolver en los escombros de la cabeza cuadrada de cada uno. Si tiene la valentía de cavar un pozo en la tierra que nos lleve hasta el otro lado del mundo, viajaré con él hasta el fin del arco iris y redoblaré la apuesta de existir a costa de lo que uno siente y pretende vivir de sus sueños. ¿Qué cuánto más a cuánto menos? No se agota la posibilidad de existir, si ya el suicidio vomitivo de alegría no funcionó conmigo. Te lo aclaré desde un principio, no ibas a poder culminar mi existir, si yo ya lo intenté y el corazón retumbó como el concreto de tu rabia. E hizo que yo me ate a mi alma, y que le entregue el honor de capitana de mis rumbos. ¿Rumbos? ¿Camino? Desvío el pasaje hacía dónde pretendo, con los ojos cerrados. Es la mejor manera que encontré para llegar al fin del cerro, al principio del cielo, en donde el auge del mar es tan real como inconcluso. Recapitulo la existencia y con un yunque quiebro la brújula de alfiler. Mientras tanto, mientras pueda escabullirme de la ausencia de valentía en tu prescribir. Mientras tanto, mientras deje de lograr mirarte con ojos de miel. Mientras tanto, hasta que tu lámparita se encienda y se escuche el ¡Clic! en tu cabeza. Mientras tanto... ¿Qué cuanto más a cuánto menos?

lunes, 6 de septiembre de 2010

Sin embargo, es inconmensurable la manera en que me movilizas. Destruyéndome la existencia y estructurándomela de repente. No pareciera que el artificio del dragón resultara al fín tan impredecible. Tan flexible y poco definible. Y si se me parte la cabeza como roca, es porque yo le permito que tenga movimiento, que funcionen sus engranajes. No tienes la culpa de que la cabeza machaque, machaque, machaque. Nadie tiene la culpa. Son las humildes salidas que creo que tengo al alcance de la mano para enfrentar la ardua tarea de luchar con a veces, contener mi amor por tí.


Gusanos

Te enredaste en tus propias redes, aislándote del mundo que te vió nacer.
Separándote de los ambientes que te vieron ser vos mismo.

¿Los gusanos ya se tragaron lo que queda de tu corazón?
¿O esperan los huesos de lo que quede del cuerpo de tu amor?

Los demás siguen el camino. Y no se detienen a esperarte, no se detienen corazón.
Estas bañado en sangre azul y te crees feliz.
Y la culpa es de los demás.
Y el heufemismo que es tu existencia, se diluye en las cloacas de tu ilegítima libertad.

Al mundo le resulta patética tu mirada.
Y a vos te resulta el mejor plan nunca antes ideado.
Tal vez salgas algún día de tu círculo de pedante actitud.
Cómo me gustaría escribir realidades y no posibilidades.

Para entonces, el reloj de arena habrá terminado su vuelta.
Y los que siguieron el camino, llegarán.
Y los que se quedaron en el camino, se quedarán.

Caer en las redes de escribir, es un pasaje a la realidad.

El abismo de la realidad no me sofoca más de lo que lo hacía antes. Y ahora sí estoy escribiendo y contando sobre mis vivencias personales, y no creo ficciones abiertas a esconderme en sus frases.

Tu defecto es el mío

Tengo el alma hecha pedazos y, a partir de acá no me hago cargo de nada.
No te acerques tanto que te puedo lastimar, y no me hago cargo de nada.

lunes, 16 de agosto de 2010

Retumban los gongs que indican el punto de partida.

Avanzan los dioses, victoriosos. Condenados.

Para atentarse contra el mundo primero asegurece de existir, ante todo. Sienta por momentos el aire viajar en sus entrañas. De acuerdo, ahora respire de nuevo.

¿Siente cómo impactan en usted los rayos de sol, de vida? ¿Oye los pájaros cantar para usted? Ya apuesto también, a que tiene el sabor aún, del café que desayunó en la mañana.

Muy bien, el paso siguiente es confirmar su existencia con sus sentimientos, de los que, hoy declaro, es esclavo.

Lo que surgió por lo que me dijiste amigo...

"Muere quien no decide"

muere quien no decide, ¿Decidir es accionar? ¿Decidir es pensar? ¿Muere quien no piensa? Si es así, puedo morir me bien muerta y contenta. Puedo morirme sin pensar, porque me niego a hacerlo. Soy esclava de mis sentimientos.
Pero te puedo asegurar que no me voy a morir por no accionar.

Que no me voy a morir sin accionar


jueves, 12 de agosto de 2010

Decreto elemental.

A los distraídos de la vida,

a quienes aman sin límites, sin reglas y sin libro de quejas.

A quienes entregan la esencia en un parpadear del mirar,

presten atención, cierren los ojos y abran las orejas.

Traigo las ultimas noticias del inframundo, y son ustedes quienes están principalmente, afectados, por esta decisión unánime del viento:

Se les dará la eternidad en la muerte del dolor.

Se multiplicará por infinidades la sensación de plenitud, sea de la forma que sea, que la obtengan.

Ya no se juzgará a quién amé como se siente.

No se matará, no se construirán barreras, ya no habrá cielo ni infierno. El mundo existencial de los sentimientos va a ser una misma burbuja dónde vamos a relacionarnos aún mejor, y más plenamente, como lo hicimos casi siempre.

Se destruirán los relojes de arena, para distribuir relojes de cristal sin principio ni final.

Se canalizará todo mal hecho por puro mal macabro, caído directamente desde el infierno del norte.

Hoy queridos míos, cada pasión andante que nazca desde su interior tendrá la libertad debida para poder existir, para poder ser causa y efecto de lo que corresponda, y de lo que no.

Hoy la bomba estalla y los muros se derriban, caen para siempre.

Palabrerío alterado por necesidad(o por puro capricho).

Réplica absurda,

de lo que debió ser o no.

¿Quién es el que manda en éstos juegos perversos?

Máldito sea tu poder sobre los amantes indignados por las trabas que os colocais en el camino.

Ya no sé si juego para el demonio o para quien me aturde el pensamiento.

Decido que es más sano latir danzando al rededor de la fogata infernal de los deseos.

Y, ya no es absurda la réplica, de vivir muriendo, de nacer al morir, de abandorme para renacer.


Lo que late.


Los labios me arden. Y me es una tarea agotadora existir sin la contención del amor en su pura expresión.

A veces recapitulo la situación y me baño en culpas por segundos. No mur segura de ésto, lo hago. Y tengo la piel negra de mierda por minutos.

Salir a flote, con los brazos. Remontar fuerzas desde el fondo del mar, me está costando mas de lo normal. Y yo no sé si es un efecto fluvial de lo distante, o es el tiempo que me atravesó como una daga estancada en el pecho.

Algo me dice, o me grita, que la solución no es escaparse de las profundidades del verde mar. Mis cadenas voluntarias quedan selladas en ésta dimensión desconocida, que, según parece, me conseguí por mis propios medios, por mi propio mérito. 

martes, 10 de agosto de 2010

Una tarde de Santa Fe

¿Y el canto del Fénix sigue cantando? Rezaba una nota pegada en la cabecera de mi cama esta mañana. Tal vez no sólo sea una siesta más en ésta húmeda y desesperada ciudad. Y puede que la taza de café vacía sobre la mesada, sea sólo eso. Y mis manos ahora estén tecleando ellas mismas y  yo sólo esté respondiendo a ese fructífero deseo y accionar al escribir, al hablar muda.
El sol entra del patio impacta en el lado derecho de mi rostro. La luz me ilumina, y eso me puede hacer sentir más viva.
Escucho el televisor y lo que reproduce. Escucho a mi madre charlando, y a un teléfono que suena. ¿Será para mí? Tal vez alguien se acordó de mí, y tiene una receta para hacerme sonreir sin una rápida razon escrita.
Sí, mis zapatillas hoy también son violetas. Mi pelo es marrón oscuro, como todos los días, y mis ojos no tienen un color distinto al casi negro habitual.
¿Es solo un día más de la realidad en ésta burbuja de existencia?
No voy a afirmar ni negar ésa pregunta.
Puedo convertir al volcán de lava ardiente que quiere salir de mi boca, en una ópera de voces que expresan libre, cordial y serenamente todo deseo y miedo que pasa por sus cabezas.
Hoy es un día más, sólo si yo lo quiero.
(Tenía encadenado en el corazón la culpa de vivir amarrado a amores que podía distinguir. Dónde confundía valentía de tristeza. Dónde las decisiones llegan tarde, y el reloj de arena se rompe, cuando ve la espalda del esbelto cuerpo de su amor marcharse)
P/S: No reflejo solo mis amores. Hay más de un protagonista en mi mente.



No me asustan los desvíos, los puentes.

Sólo quiero seguir acercándome. Acercándome.

Puedo encontrar ése paraíso acercándome.

Acercándome.



jueves, 5 de agosto de 2010

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"De acuerdo -dijo quién así, acepto su condena- si vale ya que no valga ni el arrepentimiento, ni los cambios fotuitos en la aplacada mente humana, destruída, estoy de acuerdo acepto mi condena."

El juez, se levantó impotente, llevando consigo, además de su frente alta, y de sus ojos fulminantes, cargaba entre sus manos amarillentas el juicio final a los amantes del bosque zul.

Sería tal vez, la causa más complicada que le había tocado resolver en toda su carrera. No por el caso, no por la resolución, ni por algún inconveniente en encontrar al culpable. Allí todos eran culpables. Llevaba consigo, cargado en el cuerpo encorvado, el mayor plan ideado para poder fulminarse, derrochándose sobre la racionalidad. Discriminando el mundo cuadrático que no escuadra en sus ángulos exactos. Era tan tentador unirse a quienes desafiaban a los indezafiables, a los injuzgables, a quién nadie se atrevía a cuestionar. Y ésos culpables, de entregarse a todo lo que esta encerrado en una jaula en la vida, los culpables de abrir con la llave de la lujuria enredada con un dote de erotismo y algo más de una dosis vital de fuego, había por fín, derribado los muros adictivos, aqiellos que todos llevamos dentro.

Era el quien ahora los juzgaba. Sentía culpa por momentos. Sentía impulsos y deseos ¿No sería muy bajo de su parte? ¿Escandalizarse a aquellos sueños olvidados por sí mismo? ¿Culpables de qué? ¿Qué condena logra ser condena luego de haber encontrado el extasis culminante de la vida? Los interrogantes tenían una fiel arquitectura dentro de su criterio analítico.

"Me declaro culpable. Me entrego a la condena de quién no puede optar por beber del elíxir de la exquisita felicidad por fin conjurada, me entrego a quien cierra los ojos ante el mapa hacia el Aberno, me entrego, sin miedos. Somos nosotros, los acusados y las víctimas, quienes al fín, tienen el secreto de la existencia. La llave de fuego que abre cualquier puerta que latan como un par de piernas encabritadas. Somos nosotros. Y discúlpenme señores, pero ha llegado hasta aquí mi desenfrenado deseo de hacer a ustedes, seres atrapados, hacer salir de la razón, y entrar por fin a guiarse por lo que se debe. ¿Por qué cosa? Preguntarán, lo siento, me estoy entregando a mi condena"

.

¿Why do you go to heaven if I can be your heaven here?

jueves, 29 de julio de 2010


Esa suspicacia que tenia al dialogar, al negociar con el demonio.

Era asqueante verlo andar, regocijándoce del poder robado a las hadas.

Manipulando el monopolio de su corazón, negro. Muerto.

Decía, que no había manera de hacerlo volver a vivir. Latir... tal vez.

Decía... no creo que alguna vez haya poseído vida ese trozo de carne duro, y gris.


Antes, lo besaba, y algo en él se despertaba.

Sus labios se mojaban, estrujándose en el sabor, de áquel beso salvador.

Las manos cobraban la magia, que apagada vivía en los duros dedos de plata.

Se posaban en mi cintura, joven, delgada, deseada. Y avanzaban torpemente.


Veía tanto hombre allí. Tanto salvajismo virgen de libertad, de campo para expresarse, para vivir.

Para demostrar lo que eran. Y a veces, no era más que un frío espectro.

Nunca supe si vió algo en mí.

Nunca supe si vió.

Y ahora sospecho, que no solo su alma era ciega.

Había más ceguera de lo habitual en las criaturas oscuras, del inframundo.

Y me perdió, danzando en sus rituales, para revivir aquella diosa, que vio en sueños alguna vez.

Me perdió, y yo seguí con mis volteretas en la poesía, tratándo de buscarle una cura a esa herida mortal,que era su existencia, atada a mis sentimientos.

Lo intenté.

Pero la esperanza no moría, siempre tuve fé de que sus ojos vieran, y tubieran la certeza, de que aquella diosa del amor, ya lo amaba, y estaba a su lado. Tomándolo de la mano de dedos de plata. Hasta que él la dejó ir. Hasta que el me dejó ir.


No pude curar su ambición.

Su ceguera era mortal.

Ya me ven, muerta.

Las reliquias de la muerte

miércoles, 28 de julio de 2010

Su majestad


Su majestad, sentada en el altar, con corona de lata, tapado de trapo, y un dedo de hierro para dar ordenes.
Triste vida.
Oscura poesía dilatada entre licores de limón, bañada de lágrimas de dolor. Sin felicidad.

La luz del exterior, traída por la ventana, le golpeaba en la cara. La invitaba a viajar. A la libertad, quizás.
Dudaba tanto esa mujer. Nunca se supo si sabía su nombre en cuestión. Las dudas matan, le dijeron. Y de ahí en más, nunca se calló.

No juraba por nada más que florecer ante los ojos de quien se habia enamorado aquella vez. Ante esos ojos azules, y ese claro y ondulado cabello. Que la llamaba a enredarse en él.

¿Qué otra cosa podía hacer?

Nadie justifica sus actos.
Pero cuando entré a la habitación, vi el espectáculo de piernas que siempre uno imagina e idea en lo más profundo de sus fantasías. Cerré la puerta de golpe. Era demasiado para mí, yo era un simple bufón. Al instante, salió corriendo ella con sus vestidos entre las manos, y volteó su rostro y me sonrió, feliz. Dejaba pétalos de rosas en su andar... el iba detrás, persiguiéndola, recogiéndolas.

A esa mirada y a esa expresión no la olvidé desde que la vi. La hija del dolor me sonreía, con la perfección que un rostro puede proyectar y confesar así, la felicidad inmune de un sueño soñado, armado, creado, pensado e ideado, pero al fín, como su rostro dejaba en claro: cumplido.

jueves, 17 de junio de 2010

Nadaba en el mar del fulgor
Respiraba esperando su exalacion
No se refugiaba de nada
No usaba escudo
Se entregaba al mundo de la pasión
Sin temor avanzó hacia ella
La encontró sin buscarla
Se sellaron el alma
Venció oceános de lava ardiente
Y la encontró esperandolo