Sombras multicolores revisten las paredes que nos observan cómplices del encuentro fortuito e inevitable indetenible indisumulable que vivimos. Aferrado al cráter lunar de la cintura buscaba respuestas a las incógintas de ése deseo prohibido Resolvió recorrerla y se deshizo de la moral en aquel tiempo y espacio preciso en dónde le beso hasta el alma que le dolía de locura. Sus párpados se endurecían negados a oír la epifanía del ardor que los contenía en sus revolucionarios actos de cómplice lejanía.
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