lunes, 16 de agosto de 2010

Retumban los gongs que indican el punto de partida.

Avanzan los dioses, victoriosos. Condenados.

Para atentarse contra el mundo primero asegurece de existir, ante todo. Sienta por momentos el aire viajar en sus entrañas. De acuerdo, ahora respire de nuevo.

¿Siente cómo impactan en usted los rayos de sol, de vida? ¿Oye los pájaros cantar para usted? Ya apuesto también, a que tiene el sabor aún, del café que desayunó en la mañana.

Muy bien, el paso siguiente es confirmar su existencia con sus sentimientos, de los que, hoy declaro, es esclavo.

Lo que surgió por lo que me dijiste amigo...

"Muere quien no decide"

muere quien no decide, ¿Decidir es accionar? ¿Decidir es pensar? ¿Muere quien no piensa? Si es así, puedo morir me bien muerta y contenta. Puedo morirme sin pensar, porque me niego a hacerlo. Soy esclava de mis sentimientos.
Pero te puedo asegurar que no me voy a morir por no accionar.

Que no me voy a morir sin accionar


jueves, 12 de agosto de 2010

Decreto elemental.

A los distraídos de la vida,

a quienes aman sin límites, sin reglas y sin libro de quejas.

A quienes entregan la esencia en un parpadear del mirar,

presten atención, cierren los ojos y abran las orejas.

Traigo las ultimas noticias del inframundo, y son ustedes quienes están principalmente, afectados, por esta decisión unánime del viento:

Se les dará la eternidad en la muerte del dolor.

Se multiplicará por infinidades la sensación de plenitud, sea de la forma que sea, que la obtengan.

Ya no se juzgará a quién amé como se siente.

No se matará, no se construirán barreras, ya no habrá cielo ni infierno. El mundo existencial de los sentimientos va a ser una misma burbuja dónde vamos a relacionarnos aún mejor, y más plenamente, como lo hicimos casi siempre.

Se destruirán los relojes de arena, para distribuir relojes de cristal sin principio ni final.

Se canalizará todo mal hecho por puro mal macabro, caído directamente desde el infierno del norte.

Hoy queridos míos, cada pasión andante que nazca desde su interior tendrá la libertad debida para poder existir, para poder ser causa y efecto de lo que corresponda, y de lo que no.

Hoy la bomba estalla y los muros se derriban, caen para siempre.

Palabrerío alterado por necesidad(o por puro capricho).

Réplica absurda,

de lo que debió ser o no.

¿Quién es el que manda en éstos juegos perversos?

Máldito sea tu poder sobre los amantes indignados por las trabas que os colocais en el camino.

Ya no sé si juego para el demonio o para quien me aturde el pensamiento.

Decido que es más sano latir danzando al rededor de la fogata infernal de los deseos.

Y, ya no es absurda la réplica, de vivir muriendo, de nacer al morir, de abandorme para renacer.


Lo que late.


Los labios me arden. Y me es una tarea agotadora existir sin la contención del amor en su pura expresión.

A veces recapitulo la situación y me baño en culpas por segundos. No mur segura de ésto, lo hago. Y tengo la piel negra de mierda por minutos.

Salir a flote, con los brazos. Remontar fuerzas desde el fondo del mar, me está costando mas de lo normal. Y yo no sé si es un efecto fluvial de lo distante, o es el tiempo que me atravesó como una daga estancada en el pecho.

Algo me dice, o me grita, que la solución no es escaparse de las profundidades del verde mar. Mis cadenas voluntarias quedan selladas en ésta dimensión desconocida, que, según parece, me conseguí por mis propios medios, por mi propio mérito. 

martes, 10 de agosto de 2010

Una tarde de Santa Fe

¿Y el canto del Fénix sigue cantando? Rezaba una nota pegada en la cabecera de mi cama esta mañana. Tal vez no sólo sea una siesta más en ésta húmeda y desesperada ciudad. Y puede que la taza de café vacía sobre la mesada, sea sólo eso. Y mis manos ahora estén tecleando ellas mismas y  yo sólo esté respondiendo a ese fructífero deseo y accionar al escribir, al hablar muda.
El sol entra del patio impacta en el lado derecho de mi rostro. La luz me ilumina, y eso me puede hacer sentir más viva.
Escucho el televisor y lo que reproduce. Escucho a mi madre charlando, y a un teléfono que suena. ¿Será para mí? Tal vez alguien se acordó de mí, y tiene una receta para hacerme sonreir sin una rápida razon escrita.
Sí, mis zapatillas hoy también son violetas. Mi pelo es marrón oscuro, como todos los días, y mis ojos no tienen un color distinto al casi negro habitual.
¿Es solo un día más de la realidad en ésta burbuja de existencia?
No voy a afirmar ni negar ésa pregunta.
Puedo convertir al volcán de lava ardiente que quiere salir de mi boca, en una ópera de voces que expresan libre, cordial y serenamente todo deseo y miedo que pasa por sus cabezas.
Hoy es un día más, sólo si yo lo quiero.
(Tenía encadenado en el corazón la culpa de vivir amarrado a amores que podía distinguir. Dónde confundía valentía de tristeza. Dónde las decisiones llegan tarde, y el reloj de arena se rompe, cuando ve la espalda del esbelto cuerpo de su amor marcharse)
P/S: No reflejo solo mis amores. Hay más de un protagonista en mi mente.



No me asustan los desvíos, los puentes.

Sólo quiero seguir acercándome. Acercándome.

Puedo encontrar ése paraíso acercándome.

Acercándome.



jueves, 5 de agosto de 2010

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"De acuerdo -dijo quién así, acepto su condena- si vale ya que no valga ni el arrepentimiento, ni los cambios fotuitos en la aplacada mente humana, destruída, estoy de acuerdo acepto mi condena."

El juez, se levantó impotente, llevando consigo, además de su frente alta, y de sus ojos fulminantes, cargaba entre sus manos amarillentas el juicio final a los amantes del bosque zul.

Sería tal vez, la causa más complicada que le había tocado resolver en toda su carrera. No por el caso, no por la resolución, ni por algún inconveniente en encontrar al culpable. Allí todos eran culpables. Llevaba consigo, cargado en el cuerpo encorvado, el mayor plan ideado para poder fulminarse, derrochándose sobre la racionalidad. Discriminando el mundo cuadrático que no escuadra en sus ángulos exactos. Era tan tentador unirse a quienes desafiaban a los indezafiables, a los injuzgables, a quién nadie se atrevía a cuestionar. Y ésos culpables, de entregarse a todo lo que esta encerrado en una jaula en la vida, los culpables de abrir con la llave de la lujuria enredada con un dote de erotismo y algo más de una dosis vital de fuego, había por fín, derribado los muros adictivos, aqiellos que todos llevamos dentro.

Era el quien ahora los juzgaba. Sentía culpa por momentos. Sentía impulsos y deseos ¿No sería muy bajo de su parte? ¿Escandalizarse a aquellos sueños olvidados por sí mismo? ¿Culpables de qué? ¿Qué condena logra ser condena luego de haber encontrado el extasis culminante de la vida? Los interrogantes tenían una fiel arquitectura dentro de su criterio analítico.

"Me declaro culpable. Me entrego a la condena de quién no puede optar por beber del elíxir de la exquisita felicidad por fin conjurada, me entrego a quien cierra los ojos ante el mapa hacia el Aberno, me entrego, sin miedos. Somos nosotros, los acusados y las víctimas, quienes al fín, tienen el secreto de la existencia. La llave de fuego que abre cualquier puerta que latan como un par de piernas encabritadas. Somos nosotros. Y discúlpenme señores, pero ha llegado hasta aquí mi desenfrenado deseo de hacer a ustedes, seres atrapados, hacer salir de la razón, y entrar por fin a guiarse por lo que se debe. ¿Por qué cosa? Preguntarán, lo siento, me estoy entregando a mi condena"

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¿Why do you go to heaven if I can be your heaven here?