martes, 25 de octubre de 2011

Los mismos sueños, son los sueños de todos


Estamos atados al sentimiento y a los sueños, que nos movilizan en éste destino por cumplir que tenemos.
Si errar es humano y lo es tan necesario para poder aprender y recrear el crecimiento interior, renaceré del dolor para saldar y sanar toda herida que en el camino fui dejando.
Las luces del amanecer se reflejan en tu mirar dormido y aletargado de sentimientos
me encuentro en tu lucha y tus deseos, somos protagonistas del sueño de una unidad revolucionaria en dónde vamos a terminar encontrándonos todos, luego de habernos encontrado a nosotros mismos.
Y la duda late encendida en la mecha del saber.
Por ésto es que cuando se desenreden nuestros pensamientos y logren ser hilbanados con la realidad y la vida de ésta sociedad apurada, momificada, castrada y cuadrada; podremos volar hacia las utopías cumplidas que ya no estarán lejanas en el horizonte porque nosotros vamos a ser ése horizonte en dónde la lucha por los ideales y las convicciones es el hacer diario, en dónde el escribir y expresar el pensamiento, proyectándolo hacia afuera y convirtiéndolo en accionar, liberándonos de la cobardía de encerrarnos en un texto, va a ser el andén para arrasar con los prejuicios y los modelos mentales que nos ahogan, limitan y dividen, serán sustituidos por la certeza de que los otros seres son una prolongación de uno mismo y que al decir "yo" estoy haciendo referencia a "todos" los que hacemos de la realidad que vivimos. Cuando hayamos tomado la responsabilidad olvidada con la que llegamos al mundo.
Y que con humildad lleguemos al momento de perdonar a quienes nos hirieron, disculparnos a quienes herimos y sanar el ego abrazador que nos destruye y destruye nuestro relacionar con el mundo. Ahogándonos en un "yo" limitado y totalmente irreal.
Porque después de todo, la utopía se nos alejará cada vez menos cuando seamos conscientes de que el andar individual no hace otra cosa más que aletargar los sueños que al fin y al cabo, son los mismos sueños, de todos.

martes, 18 de octubre de 2011

Por más aletargado que se nos vuelva



Será revivido el deseo utópico, y tan real cómo utópico, que permanece dormido en los corazones de los jóvenes?
Cómo viviremos si estamos desviviendo en ésta vida sin fin?
Cómo lucharemos objetivos hacia el destino que nuestro mapa nos señala?
Cual es el camino para prescribir el andar en el que nos hacemos eco de nuestro sueños?
Cuánto cuesta robarle realidad para regalarle utopía y sueño a las mentes dormidas?
Cuánto más es lo que hay que esperar hasta que el ¡clik! en la cabeza nos haga reaccionar?
Será el mundo una burbuja letal casi imposible de traspasar por quienes creemos que la vida va mucho más alla de lo tangible?

Las certezas son cómo el agua escurrida entre los dedos
y el deseo del sueño acorralado entre tanta opresión y mensaje subliminal que nos acorrala hacia lo que dicen que debemos ser, nos mantiene balbuceando y llorando porque creemos que todo está acabado.
Pero el hermano llega, para secar el llanto, para responder tanta incógnita, para entender que la respuesta a cuánta duda nos detenga en el camino está en el interior de cada inviduo.
Y que preguntarse hacia dónde voy y porqué no es más que reforzar el camino que tambaleando vamos recorriendo. Y que cada vez el andar se hace más firme, incluso cuando la utopía se nos aleja diez pasos mas alla.
Se sabe que el camino va de la mano con el andar y construir, pero nos aletarga igual. Y quedamos sumidos al fin en el impulso que nos dan nuestros ideales, que son el combustible y el motor principal que hacen que no se detenga ningún andar, por más aletargado que se nos vuelva.

domingo, 16 de octubre de 2011

A quien corresponda

Un encuentro entre la tinta y el papel que entre tanto aluvión de idas y vueltas se concreta en el momento exacto.
Cuánto es lo que cuesta poder acertarle al punto en que hay que existir para no perder el sentido de ésta vida?
Cómo no sentirme responsable de la manera en que se desencuentran tu esencia y la mía?
Si los rumbos son los que se encuentran y porque sí
y soy yo la que existe a costa del canal emocional que se entreteje para los dos.

¡Cuánto cuesta mi amor regalarle un poco de paz al dolor!
Y recopilas todo ese sentimiento que crece en espiral para llenarnos a los dos; para apagar el fuego que arde en los vacíos que deja el que no asume el sentimiento; para hacer valer cada rugido que mezcla el deseo y lo prohibido del momento eterno en que es unánime la pasión.

Cómo no sentirme responsable de la manera en que se encuentran tu escencia y la mía?
Si son tus besos mi amor, los que llenan el agujero negro de dolor que llevo cargado y maniatado en mi canción; si es aquella incesante presencia que se hace relativa cuando no hay elocuencia al convertir o no en lineal el andar. Y es la inconstancia y la discontinuidad -la inseguridad, el miedo y la soledad- los protagonistas de el letargo que domina mi prescribir en tu sentimiento.

Cuánto sea lo que cueste regalarle un poco de paz al dolor mi amor, perseguiré cada rumbo trazado y desdibujado en el andar para llegar hasta dónde se encuentre la pieza del puzzle que le falta a tu felicidad.

El encuentro es crucial cuando el arte canaliza todo lo que queda pendiente, cómo las palabras que quedan colgadas de los labios de los dos.
Resucitando la intención de hacerte ver sin temor cual es la intención (sin ninguna solución) de habernos dado el momento para existir en los dos.
Aún cuando en los labios nos queda tanto sentimiento por expresar
y nuestros ojos ocultan el temor de hacerle caer una lágrima a los demás.