miércoles, 16 de enero de 2013

Cuando un poeta escribe sobre sexo.


Un baño para desprenderme la poesía-borrador de la lengua,
masajes para expresar todo lo que mi poesía pueda gritar, besándote.

Mis piernas se estiran.
Hacerte el  amor en el sillón me inspiró el caminar.

Tu mano se detuvo en la esquina,
Por dónde nos solía pasar a buscar el ardor.

Inoportuno te encontré en mi habitación,
y se me deshizo la toalla que encarcelaba mi desnudez.
Inoportuno me sonreías.
Con tu histeria me sabías llevar.

Oportunos a la seducción nuestros ojos conversaban,
ninguno de los dos supimos en qué idioma.
El hecho es que, segundos después,
tu boca estaba haciendo piruetas, enredándose con la mía.
Ya de por sí te estirabas y gemías.
Tu empeño retorcido me confesó que eras un espía
¡Adivino! Me enceguecía?
Tu espalda (dinamita) se extinguía.
Inoportuna mi libertad de embriagarme de cada cuerpo que me suene a poesía, se me aparecía.

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