lunes, 1 de noviembre de 2010

Muro (Posible parte final)

Sentencio al accionar racional, dominante ante lo emocional. Ante la marcha espiritual, recuadrada en el cerebro cuadrado escondido y justificado por la realidad absoluta en la que creemos existir.
No quito culpas. No recaigo en culpas. Culpas, no las hay.
Sentimiento, voluntad, rimbombancia, deseos ocultos entre palabras, posibles intentos de recapacitación, de re evaluar la situación, de dar otra oportunidad, de no permitir el final oscuro y lúgubre, de abrir la puerta para ir a jugar.

No conjugo el espíritu con la mente, cada pensamiento de tu cabeza está escribiendo tu futuro.

Le contesté, severa y esperanzada
de volver a existir en libertad.

Muro (Parte 3)

Recapitulando en la existencia, y sobre evaluando las investigaciones abatidas sobre éste último plagio existencial, declaro la sentencia pre final, post emocional, ante última partida y adjunta entre semejante maraña de dudas:
Muro semejante estructurado de ladrillos de invisible materia, aunque espesa y azul. Aunque dura y macisa para quién la niegue, para quién la desafíe, cuestione o ponga en manifiesto.
¿Puede algo tan puramente sectario ser indudablemente apacible al actuar, al actuar en consecuencia en quién lo enfrente?
Ya tenemos en claro que cada individuo sentimental respeta toda estructura física, pero no da por hecho ningún poder en esta que afecte o influya en su accionar vital, emocional, social, mortal.
Reproducimos cada excusa pre diseñada para evitar conjugar el deseo con la voluntad, el sueño con la realidad, la fe con la vista panorámica de tus "problemas", la negatividad de lo absoluto, el odio del amor. El miedo, y la proyección de ese sueño imposible.