jueves, 12 de agosto de 2010

Lo que late.


Los labios me arden. Y me es una tarea agotadora existir sin la contención del amor en su pura expresión.

A veces recapitulo la situación y me baño en culpas por segundos. No mur segura de ésto, lo hago. Y tengo la piel negra de mierda por minutos.

Salir a flote, con los brazos. Remontar fuerzas desde el fondo del mar, me está costando mas de lo normal. Y yo no sé si es un efecto fluvial de lo distante, o es el tiempo que me atravesó como una daga estancada en el pecho.

Algo me dice, o me grita, que la solución no es escaparse de las profundidades del verde mar. Mis cadenas voluntarias quedan selladas en ésta dimensión desconocida, que, según parece, me conseguí por mis propios medios, por mi propio mérito. 

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