martes, 14 de septiembre de 2010

¿Qué cuánto más a cuánto menos?

Compases de luces revertidas a deslumbrar. Retumban las almas que se escapan, se escapan para no ser ellas mismas, nunca más, más. Reverciona la historia de vida. ¿Que cuánto más a cuánto menos? Si me entrega el alma empedernida y no pretende revolver en los escombros de la cabeza cuadrada de cada uno. Si tiene la valentía de cavar un pozo en la tierra que nos lleve hasta el otro lado del mundo, viajaré con él hasta el fin del arco iris y redoblaré la apuesta de existir a costa de lo que uno siente y pretende vivir de sus sueños. ¿Qué cuánto más a cuánto menos? No se agota la posibilidad de existir, si ya el suicidio vomitivo de alegría no funcionó conmigo. Te lo aclaré desde un principio, no ibas a poder culminar mi existir, si yo ya lo intenté y el corazón retumbó como el concreto de tu rabia. E hizo que yo me ate a mi alma, y que le entregue el honor de capitana de mis rumbos. ¿Rumbos? ¿Camino? Desvío el pasaje hacía dónde pretendo, con los ojos cerrados. Es la mejor manera que encontré para llegar al fin del cerro, al principio del cielo, en donde el auge del mar es tan real como inconcluso. Recapitulo la existencia y con un yunque quiebro la brújula de alfiler. Mientras tanto, mientras pueda escabullirme de la ausencia de valentía en tu prescribir. Mientras tanto, mientras deje de lograr mirarte con ojos de miel. Mientras tanto, hasta que tu lámparita se encienda y se escuche el ¡Clic! en tu cabeza. Mientras tanto... ¿Qué cuanto más a cuánto menos?

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