Sobrecargué de expectativas tu existencia y alambré toda esa maraña de blasfemas diarias que vivía.
Te quebraste en medio de tanta adicción a la ambición. O al menos éso creí, hasta hoy. Y empecé a razonar que era absurdo pretender desahogar la necesidad mortal de existir en él, en ti.
1 comentario:
Qué lindas palabras se desprenden de tus manos! Felicitaciones... y que las musas no nos dejen.
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