¿Y el canto del Fénix sigue cantando? Rezaba una nota pegada en la cabecera de mi cama esta mañana. Tal vez no sólo sea una siesta más en ésta húmeda y desesperada ciudad. Y puede que la taza de café vacía sobre la mesada, sea sólo eso. Y mis manos ahora estén tecleando ellas mismas y yo sólo esté respondiendo a ese fructífero deseo y accionar al escribir, al hablar muda.
El sol entra del patio impacta en el lado derecho de mi rostro. La luz me ilumina, y eso me puede hacer sentir más viva.
Escucho el televisor y lo que reproduce. Escucho a mi madre charlando, y a un teléfono que suena. ¿Será para mí? Tal vez alguien se acordó de mí, y tiene una receta para hacerme sonreir sin una rápida razon escrita.
Sí, mis zapatillas hoy también son violetas. Mi pelo es marrón oscuro, como todos los días, y mis ojos no tienen un color distinto al casi negro habitual.
¿Es solo un día más de la realidad en ésta burbuja de existencia?
No voy a afirmar ni negar ésa pregunta.
Puedo convertir al volcán de lava ardiente que quiere salir de mi boca, en una ópera de voces que expresan libre, cordial y serenamente todo deseo y miedo que pasa por sus cabezas.
Hoy es un día más, sólo si yo lo quiero.
(Tenía encadenado en el corazón la culpa de vivir amarrado a amores que podía distinguir. Dónde confundía valentía de tristeza. Dónde las decisiones llegan tarde, y el reloj de arena se rompe, cuando ve la espalda del esbelto cuerpo de su amor marcharse)
P/S: No reflejo solo mis amores. Hay más de un protagonista en mi mente.
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