lunes, 16 de agosto de 2010

Para atentarse contra el mundo primero asegurece de existir, ante todo. Sienta por momentos el aire viajar en sus entrañas. De acuerdo, ahora respire de nuevo.

¿Siente cómo impactan en usted los rayos de sol, de vida? ¿Oye los pájaros cantar para usted? Ya apuesto también, a que tiene el sabor aún, del café que desayunó en la mañana.

Muy bien, el paso siguiente es confirmar su existencia con sus sentimientos, de los que, hoy declaro, es esclavo.

No hay comentarios: