Hay un poco de vos
hay un poco de mi
en este estanque del que no puedo salir.
Hace poco me dí cuenta
que hablo en volumen bajo.
En un volumen apenas perceptible para el que me oye
Que si no tiene intensiones de oírme jamás lo hará
porque el volumen exije un esfuerzo
Será por esa inquietud de existir y exigir
que aprendí a hablar a los gritos
pero en silencio, escribiendo.
Cuando me recluyo de la cotidianidad
siempre pienso si alguien acudirá a mí
o simplemente quedaré allí atrapada en mis mundos.
Antes de que el acertijo se resuelva
yo siempre termino acudiendo
al colectivo del que soy parte y no puedo
ni quiero salir.
Hace poco me di cuenta
que un desconocido se convierte en un amigo
si uno muestra su vulnerabilidad
allí se traza el puente que permite conectarse.
También entendí que los puentes necesitan cimientos
en su principio
y en su fin para sostenerse.
Y que no puedo sostener puentes sola,
en realidad creo que sí puedo
pero ya no quiero.
Éso explica los puentes que ya no existen más a mi al rededor
y que se derrumbaron con contundencia.
Aún sigo abrumada con sus escombros
del que me cuesta un poco limpiarme
Pero estoy resolviendo los cálculos necesarios
para consturir los nuevos puentes
que me sostengan
(y yo sostenga)
en esta realidad
que se hace imposible de atravesar
sin conectar(se).
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