domingo, 11 de noviembre de 2018

Flor de Cactus

Los cactus son plantas secas
que poca atención requieren para sobrevivir
apenas necesitan agua
pero requieren una ubicación estratégica
para adquirir la luz solar necesaria
para crecer.
Por su simpleza, belleza y sencillez
sin ponerme muchas reglas
fue la primer planta que aprendí, que logré mantener viva.
Gran mérito personal.
Me había propuesto embellecer una parte de mi hogar
la única alternativa era darle vida a lo que no tenía vida
Lo verde fue la salida
No me basto con mantenerlas vivas
Quise más
Redoblé la apuesta y fui por las flores
fui por los helechos las alegrías del hogar
Fui por todo aquello que llenase de vida y color mi andar cotidiano
Fui por los aromas que nos envuelvan cuando nos perdamos
Fui por lo que alumbre cuando todo fuera oscuro.
En esa maraña de madre selva descubrí que no todos florecemos al mismo tiempo.
Que la madurez interna tiene sus ciclos y que respeta un orden divino
en el cual cada flor se nutre del proceso necesario para poder ser hermosa
Sencillamente hermosa y única.
Fui encontrando esas flores que superficialmente le daban color a la vista
Mientras los cactus, mis primeros logros
Seguían allí, vivos pero simples
Firmes pero básicos
Hermosos pero con espinas
Qué ansiedad tenía por ver florecer todo lo que me rodeaba
Tanta adrenalina me agarró que no pude dejar de regar las plantas
Con regadera, con manguera, con baldes
Con la lluvia, con mis lágrimas
No pude parar de regar las plantas.
Una a una las flores se apagaron
Una a una ahogadas de mi ansiedad fueron desintegrándose en la tierra
desapareciendo en sus raíces
Volviendo al comienzo, al inicio. Pero sin la posibilidad de poder revivir
No pude aprender a controlar la ansiedad
Nunca pude olvidar lo primero que había aprendido: cuidar un cactus.
Milagrosa y causalmente, los cactus se salvaron de mi riego.
Estuvieron allí, firmes absorbiendo la luz necesaria para existir.
No los vi, me olvide de ellos.
Eran hermosos, como siempre.
Eran fieles e inmunes a esa ansiedad por hacer florecer todo que me consumía.
De a poco en silencio, mientras yo me retiraba perdedora
Mientras ya no me acercaba al patio a sentirme bien
Mientras ya no podía ni si quiera respirar para sentir los aromas
Mientras ya casi no podía ni apreciar la belleza de la cotidianeidad de esos días
Los brotes uno a uno empezaron a crecer.
Las flores se hicieron presentes.
Para cuando las viste, ya estaban secas.
Ya habían florecido, ya habían alumbrado la existencia con su belleza.
Ya habían cumplido su cometido: florecer.
Por suerte para los dos había más de un brote por desarrollarse, por convertirse en flor.
Algunas ya se habían desarrollado
Otras aún estaban por nacer
Y las apreciemos o no lo van a hacer.
Esté donde esté nuestra mirada esté donde esté nuestro corazón
La flor florecerá
La flor será
Fruto indiscutible del aprendizaje de abonarla
Fruto innegable del amor por verla ser
Fruto implorable de la necesidad de que la veas.

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